Existe una belleza intrínseca en el fluir de la causalidad apreciando la forma en que los eventos y fenómenos están interconectados, cómo todas las causas generan sus efectos y cómo se pueden descubrir patrones y leyes subyacentes a la causalidad a través de la observación y la comprensión de dichas relaciones.
Esta belleza se encuentra en la elegancia y simplicidad de las leyes causales que gobiernan el universo y en cómo estas leyes nos permiten comprender y predecir fenómenos naturales.
Definida inicialmente por Aristóteles la teoría de la causalidad de los seres naturales, ya en la Ilustración, filósofos como Voltaire, defendían la idea de un mundo regido por leyes naturales y racionales, de forma que con un enfoque racionalista se cuestionaba la noción de casualidad como algo puramente aleatorio o sin fundamento. De manera que la casualidad no existía como algo independiente, sino que esta vinculada a causas y efectos subyacentes que podrían no estar claros para nosotros en un momento dado. Y por tanto, hablar de casualidad es ignorar o desconocer el efecto que provoca dicha causa, es decir, el principio según el cual un evento o acción particular, conocido como causa, produce un resultado o consecuencia específica, conocido como efecto. Este principio es denominado causalidad y es un concepto esencial para comprender y explicar el funcionamiento del mundo que nos rodea.
No todos los eventos tienen una única causa directa, y a menudo existe una interacción de múltiples factores que contribuyen al efecto final, tratándose en este caso de una causalidad compleja y sin embargo pudiendo ser identificada y comprendida a través de la observación, el razonamiento y el análisis de datos (aunque existan diversas teorías causales). Por ello, la causalidad es un concepto fundamental en muchas áreas del conocimiento, como la filosofía, la ciencia (tanto ciencias naturales como física clásica e incluso física cuántica), la lógica (como principios básicos de la computación) e incluso la psicología (como ejemplo aplicable también en ciencias sociales).
Creer en las causalidades implica trabajar para que estas surjan, creando las semillas, causas, para que crezcan sus efectos y por tanto siendo actor de tu vida, mientras que creer en las casualidades significa estar a la espera del azar que le surge sólo a unos pocos, actuando en este caso como espectador de tu vida.
«Desde la simplicidad de la causa-efecto hasta la complejidad de las distintas teorías de la causalidad se engloba toda imposibilidad de darse la casualidad» – Gonzalo Huertas
“Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido” – Voltaire
“La palabra casualidad es una blasfemia; nada bajo el Sol sucede por casualidad” – Gotthold Ephraim Lessing
“Lo que llamamos casualidad no es más que ignorancia de las leyes físicas” – Gottfried Wilhelm Leibniz
♫Jorge Drexler – Causa y Efecto. En esta canción Jorge Drexler reflexiona sobre el tema de la causalidad, la importancia de nuestras decisiones y las consecuencias de nuestras acciones en las relaciones humanas.♫
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